ORACIÓN DE LA MAÑANA DE HOY 17 DE JULIO – NO ME ABANDONES SEÑOR – OREMOS CON AMOR
https://www.facebook.com/YocreoenDiosI
En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.
Señor de mi vida, por favor no me abandones, en ningún momento de mi vida, sobre todo, al despertar en este nuevo día que tú, mi Dios, has creado con tu amor infinito para mí. Tú, que eres el Creador de todo lo visible y lo invisible, guía cada uno de mis pasos y llena mi corazón con tu paz y tu sabiduría y que tu presencia me acompañe desde el primer aliento de la mañana hasta el último pensamiento de la noche.
Mi Dios, que mi trabajo no solo sea un medio de sustento, sino una oportunidad para servirte y glorificarte en todo lo que hago y en mis labores diarias, te ruego que no me abandones y en los momentos de incertidumbre y desafío, dame la fuerza y la claridad para actuar conforme a tu voluntad. Que cada tarea que realice y cada decisión que tome, sea un reflejo de tu amor y de tu justicia.
Señor, bendice a mi familia y a mis amigos, y otórganos la gracia de vivir en armonía y amor mutuo. Que pueda ser un instrumento de tu paz, ofreciendo comprensión y apoyo a quienes me rodean y en los momentos de conflicto o dolor, concédenos la paciencia y la sabiduría para perdonarnos y reconciliarnos, siguiendo el ejemplo de tu Hijo Jesucristo, nuestro Dios y Salvador.
Bendito Creador, en los momentos de difíciles pruebas, por favor no me abandones, y cuando el miedo y la ansiedad amenacen con abrumarme, recuérdame que siempre has prometido apoyarme, manteniéndote presente en mi vida. Tú eres mi refugio y mi fortaleza, mi Dios en quien confío, y por eso te pido que llenes mi corazón con la certeza de tu amor constante y renueva mi espíritu con tu esperanza inagotable.
Salvador mío, en todo momento, sobre todo cuando todo vaya bien en mi vida, que no olvide darte gracias por todas tus bendiciones, pues solo en ti puedo hacerlo todo. Mi Dios, que mi corazón se llene de gratitud y alabanza, reconociendo que todo bien proviene de ti, y te ruego, que pueda compartir mi felicidad con los demás, siendo testimonio vivo de tu bondad y tu generosidad.
Al concluir este día, Padre Celestial, te agradezco por tu fidelidad y tu amor inquebrantable. No me abandones, Señor, mientras descanso esta noche, que tu paz me envuelva y tu presencia me consuele, preparándome para un nuevo día en tu servicio, y que mi vida sea siempre un reflejo de tu amor y una alabanza constante a tu santo nombre.
Amén +
REFLEXIÓN
Hermanos, en nuestra vida de fe, tener la certeza de la presencia constante de Dios es una fuente de consuelo y fortaleza para cada uno de nosotros. Nuestra fe nos enseña que, en medio de cualquier circunstancia, Dios nunca nos abandona ni nos juzga, incluso Jesús nos recordó esta verdad cuando dijo: “Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), y esta promesa es un ancla firme en los momentos de incertidumbre y desafío, o cuando pasamos por momentos de desesperación, para que podamos recuperar nuevamente la confianza en Dios y en la vida.
Hermanos, cada día nos enfrentamos a tareas y decisiones que pueden ser abrumadoras, sin embargo, al confiar en que Dios está con nosotros, encontramos la fuerza para avanzar con valor y sabiduría. Recordemos la cita de San Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Esta confianza nos permite ver nuestro trabajo no solo como una serie de responsabilidades, sino como una oportunidad para servir y glorificar a Dios en todo lo que hacemos.
Amigos míos, la presencia de Dios es crucial para vivir en amor y armonía, y es que Jesús nos enseñó la importancia de la reconciliación y el perdón, diciéndonos: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24). Este mandato subraya la necesidad de vivir en paz con los demás, permitiendo que el amor de Dios fluya a través de nosotros para sanar y fortalecer nuestras relaciones.
La soledad y la prueba son momentos en los que podemos sentirnos especialmente vulnerables, sin embargo, es precisamente en estos instantes cuando la promesa de la presencia de Dios cobra mayor significado, pues nos ha dicho: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). Esta certeza nos brinda la paz y la fortaleza necesarias para enfrentar cualquier adversidad con esperanza y mucha confianza.
También es vital recordar que todas nuestras bendiciones provienen de Dios, y por eso la gratitud debe ser una respuesta natural a la generosidad divina, y debemos esforzarnos por compartir nuestra felicidad y bendiciones con los demás. Jesús igualmente nos enseñó: “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38). Al reconocer la fuente de nuestras bendiciones y actuar con generosidad, glorificamos a Dios y damos testimonio de su amor en nuestras vidas.
Al concluir cada día, reflexionar sobre la fidelidad y el amor inquebrantable de Dios nos llena de paz y gratitud, reconocemos que en cada momento, Dios ha estado a nuestro lado, guiándonos y sosteniéndonos. Esta reflexión nos prepara para enfrentar un nuevo día, con la confianza de que Dios seguirá acompañándonos, nunca nos abandonará y siempre nos sostendrá con su amor y su gracia.
Así, que los invito para que vivamos cada día con la certeza de la presencia constante de Dios, confiando en su promesa de no abandonarnos nunca y permitiendo que su amor transforme cada aspecto de nuestra vida.
Hermanos, que Dios siempre esté presente en nuestras vidas y que tengan una excelente jornada.
Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
0 Comentario