ORACIÓN DE LA MAÑANA DE HOY 24 DE JULIO – SANA AL MUNDO SEÑOR – OREMOS CON AMOR
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En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.
Amado Dios, en esta mañana que nos regalas, elevo mi corazón a ti, lleno de esperanza y fervor, suplicando tu misericordia infinita. Te pido que extiendas tu mano sanadora sobre nuestro mundo, herido y necesitado de tu amor, y en tu infinita bondad, Padre Celestial, escucha nuestro clamor y atiende nuestras súplicas, porque solo en ti encontramos la verdadera sanación y paz.
Señor, en tu infinita sabiduría, conoces cada rincón de nuestro planeta y cada corazón que habita en él, por eso te rogamos que derrames tu gracia sobre la humanidad, renovando nuestro espíritu y restaurando nuestra fe. Sana al Mundo, Señor, de todas las enfermedades y sufrimientos que nos afligen, y permite que tu luz brille en medio de la oscuridad que a veces nos envuelve.
Bendito Creador, tú que eres la fuente de todo consuelo, infunde en nosotros la fortaleza para enfrentar los desafíos con valentía y serenidad, en tus manos confiamos nuestras preocupaciones, sabiendo que tú eres nuestro refugio y nuestra roca firme. Padre Celestial, concede a nuestros líderes la sabiduría y el discernimiento necesarios para tomar decisiones justas y compasivas, guiadas siempre por tu amor, y no permitas que los líderes perversos metan a sus pueblos en guerras o aniquilen a nuestros hermanos, por diferencias en su forma de pensar, de credo o religión.
Amado Dios, en tu misericordia infinita, toca los corazones de aquellos que sufren y llénalos de tu paz. Te pedimos que transformes nuestras tristezas en gozo y nuestras debilidades en fortalezas, para que podamos ser testigos de tu amor y portadores de tu esperanza. Mi Dios, sana al Mundo, y haznos instrumentos de tu paz en cada acción y palabra que pronunciamos, para que en lugar de expresar palabras de crítica o de odio, utilicemos un lenguaje de amor, perdón y reconciliación.
Padre Celestial, en este tiempo de prueba, por favor, danos la gracia de mantenernos unidos en la oración y en la solidaridad, que tu espíritu de amor y compasión nos inspire a servir a nuestros hermanos y hermanas con generosidad y desinterés, y renueva en nosotros el deseo de buscar siempre el bien común y de trabajar juntos por un mundo más justo y fraterno.
Finalmente, Salvador mío, te agradecemos por tu constante presencia y por las bendiciones que derramas sobre nosotros cada día. Amado Dios, en esta mañana, reafirmamos nuestra fe en ti y te pedimos que sigas guiando nuestros pasos con tu luz divina, por favor Sana a nuestro Mundo, y haz de nosotros instrumentos de tu amor y de tu paz, por siempre.
Amén +
REFLEXIÓN
Hermanos, esta oración es un clamor profundo que refleja la necesidad urgente de la intervención divina en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Jesús, durante su ministerio terrenal, mostró una profunda compasión por los enfermos, los oprimidos y los marginados, y por eso su vida y sus enseñanzas nos guían a buscar la sanación integral, no solo del cuerpo, sino también del espíritu y la comunidad.
En tiempos de enfermedad y sufrimiento, recordemos cómo Jesús sanó a los enfermos y consoló a los afligidos. Él nos dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Esta invitación es un llamado a traer nuestras cargas y las de nuestros hermanos y hermanas ante Él, confiando en su poder sanador, y al rezar por los enfermos, pedimos no solo por su recuperación física, sino también por su fortaleza espiritual y emocional.
Los conflictos y divisiones que vemos a nivel global y local son recordatorios de la necesidad de paz y reconciliación, pues Jesús nos enseñó: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9). Como cristianos, estamos llamados a ser instrumentos de paz en nuestras comunidades, trabajando activamente para resolver conflictos y promover la justicia, en ese sentido, orar por nuestros líderes y por la paz mundial es un acto de fe en que Dios puede transformar los corazones y las mentes, guiándolos hacia decisiones justas y compasivas.
La pobreza y la injusticia que afectan a tantos en nuestro mundo también nos llaman a la acción. Jesús nos recuerda en Mateo 25:40 que “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” Esta enseñanza nos insta a ver a Cristo en los pobres y oprimidos, respondiendo a sus necesidades con generosidad y amor. Al orar por la justicia y la equidad, pedimos la gracia de ser activos en nuestro servicio a los demás, trabajando por un mundo donde todos puedan vivir con dignidad.
Hermanos, la desesperanza y la soledad son realidades que muchas personas enfrentan diariamente. Jesús prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Esta promesa de su presencia constante es una fuente de consuelo y esperanza para nosotros los cristianos, por eso, al rezar por aquellos que se sienten solos o desesperados, pedimos que puedan experimentar la cercanía y el amor de Dios, encontrando en Él un refugio seguro.
Finalmente, vivir cada día buscando la sanación del mundo es vivir de acuerdo con el mandato de Jesús de amar a Dios y al prójimo con todo nuestro corazón. Nuestro llamado es ser testigos de su amor y su gracia, trabajando por la sanación y la redención de nuestro mundo roto. Al hacerlo, nos acercamos más al reino de Dios, un reino de paz, justicia y amor que Jesús proclamó.
En resumen, nuestra oración por la sanación del mundo nos invita a confiar en el poder sanador de Dios, a ser pacificadores activos, a luchar por la justicia y a ofrecer consuelo y esperanza a los necesitados. Es un llamado a vivir de manera que nuestras acciones reflejen el amor y la misericordia de Dios, trabajando incansablemente por la transformación de nuestro mundo según su voluntad.
Que Dios los bendiga y que tengan una excelente jornada.
Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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