Señor, al recibir la luz de este nuevo día, mi espíritu se llena de una profunda gratitud por la vida que me has concedido, por el aire que respiro y por la oportunidad de volver a empezar. En este momento de quietud, antes que las actividades del día llenen mi mente y corazón, vengo ante ti buscando esa tranquilidad que solo tú puedes dar, por eso dame tu paz, Señor, esa calma interior que me permita enfrentar cada desafío con un espíritu sereno y un corazón dispuesto.
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