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En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.

Amado Dios, al comenzar este nuevo día, nos dirigimos a ti con humildad y reverencia, reconociendo que tú eres nuestro Creador y Sustentador. En tu infinita sabiduría y amor, nos has dado la vida y todas las bendiciones que disfrutamos, por eso, te pedimos, Señor, que nos concedas la fortaleza para enfrentar los desafíos que este día pueda traer, permítenos caminar siempre en tu luz y ser reflejo de tu amor y misericordia, en todo lo que hagamos.

Padre Celestial, en momentos de debilidad y desesperanza, ayúdanos a recordar que tú eres nuestra roca y fortaleza, tal y como dice Tu Palabra, “Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro bien presente en la angustia” (Salmos 46:1). Y que nunca olvidemos que, en ti, encontramos la fuerza necesaria para superar cualquier obstáculo. Así mismo, Señor, te pedimos que nos llenes de tu Espíritu Santo, para que podamos actuar con sabiduría y discernimiento en todas nuestras decisiones.

Mi Dios, sabemos que la vida está llena de pruebas y tribulaciones, pero confiamos en tu promesa de que nunca nos dejarás ni nos abandonarás. Como el apóstol Pablo escribió, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13), así nosotros creemos que con tu ayuda, podemos enfrentar cualquier situación que se nos presente, por ello, te rogamos que renueves nuestras fuerzas cada mañana y que nos des el coraje para seguir adelante, incluso cuando el camino parezca difícil.

Bendito Creador, te pedimos también por nuestras familias y seres queridos, que ellos también puedan sentir tu presencia y recibir tu fortaleza en sus vidas. Que juntos, como comunidad de creyentes, podamos apoyarnos mutuamente y ser testimonio de tu amor en este mundo. De igual manera, Señor, te pedimos que nos des la sabiduría para guiar a nuestros hijos y enseñarles a confiar en ti en todo momento.

Salvador mío, en este día que comienza, queremos entregarte todas nuestras preocupaciones y nuestras cargas, pues sabemos que tú cuidas de nosotros y que nos amas con un amor eterno. Por eso, te pedimos que nos des la paz que sobrepasa todo entendimiento y que nuestros corazones y mentes, estén siempre enfocados en ti. Que nuestras acciones y palabras reflejen tu amor y gracia, y que podamos ser instrumentos de tu paz en este mundo.

Dios mío, gracias por escucharnos y por estar siempre con nosotros. A medida que avanzamos en este día, te pedimos que tu presencia nos acompañe en cada paso que demos, que podamos sentir tu fortaleza en cada momento y que nuestra fe en ti se fortalezca continuamente estando siempre, a tu lado.

Amén +

REFLEXIÓN

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, al iniciar este nuevo día, es fundamental recordar que nuestra vida está profundamente entrelazada con la fortaleza que recibimos de nuestro Señor. En momentos de debilidad y prueba, es precisamente la fortaleza divina la que nos sostiene y nos guía. Como nos recuerda el Salmo 46:1, “Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro bien presente en la angustia”. Esta verdad debe resonar en nuestros corazones cada día, asegurándonos que nunca estamos solos en nuestras luchas.

Es en la oración y en la confianza en Dios donde encontramos la paz y el coraje necesarios para enfrentar los desafíos de la vida. La oración es nuestra conexión directa con el Creador, una oportunidad diaria para abrir nuestros corazones y recibir su gracia. San Pablo nos dice en Filipenses 4:13, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, palabras que nos invitan a depositar toda nuestra confianza en Cristo, sabiendo que él es quien nos da la fuerza para superar cualquier adversidad.

Recordemos también la importancia de la comunidad y del apoyo mutuo. Como comunidad de creyentes, estamos llamados a ser testimonio del amor de Dios, apoyándonos unos a otros y fortaleciendo nuestra fe. Es en este contexto de unidad y fraternidad que podemos experimentar de manera más plena la presencia de Dios en nuestras vidas. Al unirnos en oración y compartir nuestras cargas, encontramos consuelo y fortaleza en el amor fraternal que Dios nos inspira.

Hermanos, a lo largo del día, enfrentaremos diversas pruebas y tentaciones, pero debemos mantenernos firmes en nuestra fe, sabiendo que Dios siempre está con nosotros. Las Escrituras nos enseñan que, aunque atravesemos valles de sombra y muerte, no debemos temer mal alguno porque el Señor está con nosotros (Salmos 23:4). Esta promesa nos llena de esperanza y nos da la certeza de que, sin importar las circunstancias, su presencia nos protege y guía.

Encomendémonos entonces a Dios con humildad y confianza, sabiendo que Él cuida de nosotros con un amor eterno. Al entregarle nuestras preocupaciones y cargas, encontramos en Él la paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7) y la fuerza para seguir adelante. Que nuestras acciones y palabras reflejen siempre el amor y la gracia de Dios, siendo verdaderos instrumentos de su paz en el mundo.

Finalmente, pidamos a Dios que renueve nuestra fe y fortaleza cada día, que podamos caminar en su luz, siendo reflejos de su amor y misericordia en todo lo que hagamos. Hermanos, que la fortaleza de Dios nos acompañe siempre, y que nuestra fe en Él se renueve continuamente.

Que Dios los bendiga y fortalezca y que tengan un excelente día.  

Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.