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En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.

Amado Dios, al comenzar este nuevo día, me acerco a ti con humildad y confianza, rogándote que me libres de todos los temores que habitan en mi corazón. Sé que en tu amor infinito encuentro refugio y protección, por eso te pido Señor, que alejes de mí cualquier miedo que me impida vivir plenamente, para que pueda sentir tu presencia constante, guiándome y fortaleciéndome en cada paso que dé.

Padre Celestial, en tu infinita bondad, conoces todos mis miedos y ansiedades, por ello te suplico que me llenes de tu paz y tranquilidad. Ayúdame por favor a recordar que en ti encuentro seguridad y consuelo, y que no hay nada que temer cuando estoy bajo tu amparo. Así mismo, te pido que me des la fortaleza para enfrentar cada desafío con valentía y confianza en tu poder, para poder superar cualquier problema que tenga.

Bendito Creador, en un mundo lleno de incertidumbre y dificultades, necesito tu ayuda para mantenerme firme en la fe y no dejarme vencer por el miedo. Por eso, te ruego que renueves mi espíritu y me des la sabiduría para discernir tu voluntad en todas las circunstancias. Que mis pensamientos y acciones reflejen siempre tu amor y tu gracia, y que pueda ser un testimonio de tu paz y serenidad para quienes me rodean.

Salvador mío, te pido que sanes cualquier herida que el miedo haya dejado en mi corazón y que me llenes de tu amor perfecto, el cual expulsa todo temor. En momentos de duda y angustia, ayúdame a recordar que en ti encuentro la fortaleza y la esperanza que necesito, por eso, te ruego que envíes tu Espíritu Santo para consolarme y guiarme, para que llene mi vida de tu presencia reconfortante.

Dios mío, te agradezco por todas las bendiciones que has derramado sobre mí y por tu constante presencia en mi vida. Te pido que continúes protegiéndome y guiándome, y que me concedas la gracia de vivir sin miedo, confiando plenamente en tu amor y tu misericordia. Que mi vida sea un reflejo de tu bondad y tu paz, y que pueda compartir esa misma tranquilidad que siento contigo, con todos mis hermanos.

Amado Creador, en esta mañana te entrego todos mis temores y preocupaciones, confiando en que tú me darás la paz y la fortaleza que necesito. A medida que avanzo en este día, te pido que tu presencia me acompañe en cada momento y que pueda sentir la seguridad de estar bajo tu protección. Señor, por favor haz que mi fe en ti se renueve y se fortalezca continuamente, permitiéndome vivir con la certeza de que en ti encontraré el valor y la paz que tanto anhelo y necesito.

Amén +

REFLEXIÓN

Queridos hermanos y hermanas, al iniciar este nuevo día, es fundamental recordar que nuestro Dios es un refugio seguro en tiempos de miedo y ansiedad. En un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, podemos encontrar paz y protección en su amor infinito, pues como dice el Salmo si buscamos a Dios, él nos oye y nos libra de todos nuestros temores y de todos nuestros miedos.

Amigos míos, nuestro Padre Celestial conoce todas nuestras ansiedades y temores, incluso antes de que los expresemos. En su infinita bondad, él nos ofrece paz y tranquilidad, recordándonos que no hay nada que temer cuando estamos bajo su amparo. En Isaías 41:10, dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”, palabras que nos llenan de confianza y fortaleza para enfrentar cada día con valentía.

Cuando estamos en medio de las incertidumbres y dificultades del mundo, necesitamos la ayuda de Dios para mantenernos firmes en la fe y no dejarnos vencer por el miedo. Nuestra fe en Dios nos proporciona la sabiduría y el discernimiento necesarios para superar los obstáculos que encontramos en nuestro camino, y al confiar en su guía, nuestras acciones reflejan su amor y gracia, convirtiéndonos en testimonios vivos de su paz y serenidad.

Jesús de Nazaret, nuestro amado Salvador, nos invita a llevar nuestras cargas a Él, prometiéndonos alivio y consuelo, si lo buscamos nos dará fortaleza y esperanza, y de esa manera permitiremos que su amor perfecto expulse todo temor de nuestros corazones.

Es importante también ser agradecidos por las bendiciones y la constante presencia de Dios en nuestras vidas. Reconocer su mano guiándonos y protegiéndonos nos permite vivir sin miedo, confiando plenamente en Su amor y misericordia, y al compartir la tranquilidad que encontramos en Dios con los demás, nos convertimos en portadores de Su paz y bondad en el mundo.

Finalmente, queridos hermanos y hermanas, los invito para que vivamos cada día con la certeza de que en Dios encontramos el valor y la paz que tanto anhelamos. Que su presencia nos acompañe en cada momento, fortaleciendo nuestra fe y renovando nuestra confianza en Su protección, y que nuestras vidas sean un reflejo constante de Su amor y gracia, permitiéndonos vivir sin temor y sabiendo que estaremos siempre bajo Su cuidado.

Que nuestro Señor quite todos los temores de sus corazones y que los bendiga en este nuevo día.

Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.