ORACIÓN DE LA MAÑANA DE HOY 4 DE JULIO – AMAME SIN MEDIDA SEÑOR – OREMOS CON AMOR – 1 JUAN 4:16
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En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.
Amado Dios, en esta mañana me arrodillo ante ti, buscando tu amor sin medida para que guíe y transforme mi vida. Señor, tú eres mi luz y mi salvación, y en tus manos coloco todas mis esperanzas y deseos. Te ruego que me envuelvas con tu infinita misericordia, porque en ti encuentro consuelo y fortaleza, así mismo, te pido que llenes mi corazón de tu paz y bondad.
Dios mío, en tu amor incondicional hallo el refugio que necesito para enfrentar cada día con alegría y esperanza, por favor derrama sobre mí tu gracia y permite que mi vida sea un reflejo de tu amor eterno. También te pido que me guíes en cada paso que dé, para que pueda vivir de acuerdo con tus enseñanzas y ser una luz para los demás.
Señor, en este nuevo día te suplico que me ayudes a sentir tu presencia en cada momento, para que mi fe se fortalezca y mi espíritu se eleve, lléname de tu amor y permíteme compartirlo con quienes me rodean, para que mi vida sea un testimonio vivo de tu infinita bondad. Así mismo, te ruego que me des la sabiduría para discernir tu voluntad y el coraje para seguir tus caminos.
Padre Celestial, te ruego que seas mi guía y mi protector en este día que comienza, permíteme vivir con el corazón lleno de gratitud por todas las bendiciones que me has otorgado. Salvador mío, confío en tu amor eterno y en tu poder para transformar mis debilidades en fortalezas, de manera que me acompañes siempre y me des la fortaleza para enfrentar las adversidades con fe y esperanza.
Bendito Creador, en tus manos coloco también todos mis sueños y preocupaciones, sabiendo que tú conoces lo que es mejor para mí, permíteme te ruego, vivir este día con amor, compasión y alegría, siendo un instrumento de tu paz en el mundo. Igualmente te ruego que me llenes de tu espíritu y me ayudes a ser un reflejo de tu amor incondicional en cada acción que realice.
Amado Dios, gracias por escuchar mi oración y por derramar tu amor sobre mí sin medida. Te pido que continúes bendiciendo mi vida con tu presencia y tu amor, para que pueda caminar siempre en tu luz. Así mismo, te agradezco por cada día que me concedes y por la oportunidad de crecer en fe y en amor, siempre de tu mano.
Amén +
REFLEXIÓN
Queridos hermanos y hermanas, al iniciar un nuevo día, es importante recordar la infinita grandeza del amor de Dios en nuestras vidas. Nuestro Padre Celestial, en su inmensa bondad, nos ama sin medida y nos invita a vivir en la plenitud de su amor. Como nos dice el apóstol Juan en su primera carta: “Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él” (1 Juan 4:16). Este amor incondicional es la base sobre la cual podemos construir una vida llena de paz y alegría.
Reflexionemos también sobre cómo el amor de Dios puede transformar nuestra existencia cotidiana. Cada amanecer es una nueva oportunidad que el Señor nos otorga para experimentar su misericordia y gracia, y al abrir nuestros corazones a su amor, permitiremos que su luz ilumine nuestros caminos y nos guíe en nuestras decisiones diarias. El amor de Dios no conoce límites y nos ofrece consuelo en momentos de dificultad y esperanza en tiempos de incertidumbre.
Hermanos, es fundamental reconocer que el amor de Dios también nos llama a amar a los demás. Recordemos lo que Jesús nos enseñó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). Cuando vivimos este mandamiento de verdad, no solo respondemos al amor de Dios, sino que también nos convertimos en instrumentos de su paz y su bondad en el mundo, además, podremos experimentar una gran satisfacción al hacer una buena obra y estar en sintonía con el Señor.
Como comunidad de fe, estamos llamados a vivir en solidaridad y compasión, siguiendo el ejemplo de nuestro amado Salvador. El amor de Dios debe manifestarse en nuestras acciones y relaciones diarias, y al ofrecer nuestro tiempo y recursos a quienes nos rodean, reflejamos el amor de Cristo y fortalecemos el tejido de nuestra comunidad, y así, cumplimos con nuestra misión de ser luz en medio de las tinieblas.
Amigos míos, en este camino de amor y servicio, definitivamente no estamos solos, pues Dios, en su infinita misericordia, nos acompaña y nos sostiene, nos da la fortaleza para superar las pruebas y la sabiduría para discernir su voluntad. A través de la oración y la reflexión, podremos mantenernos conectados con nuestro Creador y recibir la guía necesaria para vivir según sus mandamientos. Cada día, tenemos la oportunidad de renovar nuestro compromiso con él y seguir creciendo en nuestra fe.
Hermanos, para cerrar esta reflexión, recordemos siempre que el amor de Dios es el fundamento de una vida plena y feliz. Abracemos entonces este amor con gratitud y dejemos que transforme nuestro ser, y al hacerlo, no solo encontraremos paz y alegría, sino que también seremos capaces de llevar ese amor a todos los rincones del mundo.
Que Dios los bendiga y les permita vivir siempre en la luz de su amor infinito y que tengan un excelente día.
Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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