ORACIÓN DE LA MAÑANA DE HOY JUEVES 19 DE JULIO – PERMITEME AMAR SEÑOR – OREMOS CON AMOR
https://www.facebook.com/YocreoenDiosI
En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.
Permíteme amar, Señor, en este nuevo día que tú, mi Dios, has creado con tu infinita bondad. Hoy me despierto con gratitud en mi corazón, por la vida que me has dado y por la oportunidad de ser un reflejo de tu amor en el mundo. Tú, que eres el Creador del universo, por favor infunde en mí la capacidad de amar como tú amas, sin condiciones ni reservas.
Padre Celestial, en mis responsabilidades diarias, te pido que me guíes y fortalezcas, que cada tarea que realice, grande o pequeña, sea hecha con amor y dedicación, como una ofrenda a ti. Permíteme amar, mi Dios, en cada decisión que tome, que mis acciones reflejen tu justicia y tu misericordia, y que pueda ver a los demás como tú los ves, con ojos de compasión y un corazón abierto.
En mis relaciones con familiares y amigos, amado Dios, haz que mi amor sea siempre sincero y desinteresado, ayúdame a ser un apoyo en tiempos de dificultad y a compartir las alegrías en los momentos de felicidad. Que pueda perdonar con generosidad y buscar la reconciliación cuando haya conflictos. Te ruego en especial, que bendigas a mis seres queridos, para que nuestros lazos sean fuertes y llenos de tu paz.
Bendito Creador, en los encuentros con desconocidos y en las situaciones inesperadas, dame la gracia de actuar siempre con amabilidad y respeto. Que mi amor no se limite a aquellos que conozco, sino que se extienda a todos, especialmente a los más necesitados y marginados. Por favor, enséñame a ver tu rostro en cada persona que cruce mi camino y a responder también, con el amor que tú me has enseñado.
Salvador mío, en los momentos de soledad y reflexión, que tu amor sea mi guía y mi consuelo. Cuando enfrente dudas o miedos, recuérdame tu promesa de estar siempre conmigo, dándome tu protección. Así mismo, permíteme amar, Señor, incluso en medio de mis propias luchas, y que tu amor sea la fuerza que me sostenga y me de esperanza., para que mi vida sea un testimonio de tu amor transformador.
Y al concluir este día, mi Dios, que pueda reflexionar sobre las oportunidades que tuve para amar y servir a los demás y que mi corazón esté lleno de gratitud por tu presencia constante y tu guía amorosa. Permíteme amar, Señor, y que mi vida sea un reflejo constante de tu amor y tu gracia, hoy y siempre.
Amén +
REFLEXIÓN
Hermanos, en nuestra jornada diaria como cristianos, el mandato de amar es central a nuestra fe y práctica. Jesús nos enseña que el amor es el fundamento de todas sus enseñanzas, afirmando: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado” (Juan 13:34). Este llamado al amor no es solo una recomendación, sino un mandato divino que nos invita a vivir de una manera que refleje el amor incondicional de Dios en todas nuestras acciones y relaciones.
En nuestras responsabilidades diarias, ya sean en el trabajo, en el hogar o en la comunidad, estamos llamados a realizar cada tarea con amor y dedicación. San Pablo también nos exhorta en Colosenses: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón”. Al realizar nuestras labores con esta actitud, de corazón, transformamos nuestras acciones cotidianas en actos de adoración y servicio a Dios, permitiendo que su amor se manifieste en todo lo que hacemos.
Las relaciones con los demás, son un campo fértil donde podemos sembrar y cultivar el amor de Dios. Dios nos recuerda la importancia del perdón y la reconciliación en nuestras relaciones cuando nos dice: “Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” (Efesios 4:32). Este mandato subraya la necesidad de vivir en paz y armonía con los demás, buscando siempre el perdón, la reconciliación y el apoyo entre hermanos.
El amor cristiano también se extiende más allá de nuestras relaciones cercanas, llegando a todos aquellos que encontramos en nuestra vida diaria. Jesús nos enseñó a amar incluso a nuestros enemigos y a aquellos que nos persiguen (Mateo 5:44). Este amor radical desafía nuestras inclinaciones naturales y nos llama a ver a cada persona como una creación amada de Dios, digna de respeto y compasión.
En los momentos de crisis existencial o soledad, nuestra capacidad de amar se nutre y fortalece en la presencia de Dios, como nos dice Deuteronomio 31:8 “El Señor irá delante de ti, él estará contigo y no te abandonará ni te dejará desamparado. No temas ni te acobardes”. Esta promesa, que proviene del amor de Dios, nos permite enfrentar nuestras propias luchas con esperanza y confianza, sabiendo que estamos sostenidos por su amor inquebrantable.
Al final de cada día, reflexionar sobre nuestras acciones y las oportunidades que tuvimos para amar y servir nos permite crecer en nuestra capacidad de amar como Cristo nos ama. San Juan nos recuerda: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros” (Juan 13:35). Al vivir este amor de manera tangible, damos testimonio del amor transformador de Dios en el mundo.
Así, al pedir a Dios que nos permita amar, nos comprometemos a vivir de acuerdo con su voluntad, reflejando su amor en cada aspecto de nuestra vida y transformando el mundo a través de actos de amor y compasión.
Que tengan un feliz día y que Dios los bendiga siempre.
Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
0 Comentario