ORACIÓN DE LA MAÑANA DE HOY LUNES 27 DE MAYO DE 2024 – MATEO 7:7
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En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.
Bendice mi alma, Señor, en este nuevo amanecer que me regalas, donde cada rayo de sol es un recordatorio de tu inmensa bondad y tu amor eterno. Al despertar, mi primer pensamiento se eleva hacia ti, agradeciendo a ti por este nuevo día, por la vida que fluye en mí y por la oportunidad de ser mejor que ayer.
Señor, mi alma anhela tu presencia, por eso te pido que la llenes con tu Espíritu Santo, para que en cada palabra, en cada gesto y en cada pensamiento, pueda reflejar tu amor y tu luz. Que mi corazón sea un espejo de tu paciencia, tu bondad y tu misericordia. Bendíceme con la sabiduría para discernir tu voluntad y la fuerza para seguirla sin desviarme.
En este día mi Dios, hazme instrumento de tu paz, que pueda llevar consuelo a quien lo necesite, que mis palabras sean aliento para el desanimado y mis acciones, un reflejo de tu compasión infinita. Ayúdame por favor, a ser un faro de esperanza en medio de la oscuridad, a sembrar amor donde haya odio y a fomentar la unidad donde impere la división entre hermanos.
Bendice mi trabajo, Señor, para que sea realizado con gran alegría y dedicación, como si lo estuviera haciendo para ti. Que, a través de mis esfuerzos, otros puedan ver tu gloria y en las dificultades, recuérdame que estás conmigo, que tu gracia es suficiente y que cada desafío es una oportunidad para crecer en fe y confianza en ti.
Protégeme, Padre amado, y guía mis pasos en el camino de la rectitud, que no me deje llevar por las tentaciones del mundo, sino que busque siempre tu rostro y aspire a la santidad. Así mismo, bendice a mi familia, a mis amigos y a todos aquellos con quienes me cruce hoy y que pueda ser un testimonio viviente de tu amor y de tu bondad infinita.
Amado Dios, en los momentos de soledad o desesperación, recuérdame que nunca estoy solo, recuérdame que tú estás a mi lado, sosteniéndome con tu mano derecha. Que mi fe en ti sea la roca sobre la cual construya mi vida, firme ante las tormentas y confiando en tu promesa de nunca abandonarme.
Señor todopoderoso, que mi vida sea una oración continua, un canto de alabanza a tu nombre. Que cada respiración sea un agradecimiento y cada día una oportunidad para servirte, por favor bendice mi alma, y haz que mi existencia sea un reflejo de tu amor divino, hoy y siempre.
Amén +
REFLEXIÓN
Queridos hermanos, esta plegaria es un eco profundo de nuestro deseo de estar en comunión con lo divino desde el momento en que despertamos hasta que concluye el día. Es una solicitud de guía, protección y bendición que no solo busca el bienestar personal, sino también el de quienes nos rodean y el mundo en su conjunto.
Esta oración nos recuerda la importancia de comenzar cada día con un corazón agradecido, conscientes de las bendiciones que recibimos constantemente, incluso muchas veces sin merecerlas. También nos invita a abrir nuestros ojos a la belleza y las oportunidades que cada nuevo día ofrece, a ver cada desafío como una oportunidad para crecer y cada alegría como un regalo para celebrar.
Hermanos, más allá de las palabras, esta plegaria es una invitación a vivir de manera que reflejemos el amor y la luz que buscamos recibir. Nos llama a ser instrumentos de paz en un mundo a menudo conflictivo, a ser portadores de esperanza en medio de la desesperanza, y a ser ejemplos vivos de compasión y bondad. La petición de bendición para nuestro trabajo y nuestras acciones diarias nos recuerda que cada aspecto de nuestra vida puede ser una expresión de nuestra espiritualidad y una oportunidad para servir a los demás.
De igual manera, esta plegaria nos lleva a considerar cómo nuestras vidas pueden ser una oración continua, un testimonio del amor divino que buscamos experimentar y compartir. También nos desafía a preguntarnos cómo podemos servir mejor a los demás, cómo podemos contribuir a la construcción de un mundo más justo y amoroso, y cómo podemos vivir cada día con un propósito mayor que nosotros mismos.
En su esencia, esta plegaria nos enseña sobre la humildad, el reconocimiento de nuestra necesidad constante de la presencia divina en nuestras vidas y la importancia de confiar en una voluntad más grande que la nuestra. Nos anima a buscar una relación más profunda con lo divino, a vivir de manera consciente y deliberada, buscando siempre la guía y la bendición en cada paso que damos.
Hermanos, comprometámonos hoy a vivir cada día en gratitud, en servicio y amor, recordemos que a pesar de nuestras imperfecciones, somos llamados a ser reflejos del amor divino en el mundo, para transformar nuestras vidas y las de los demás con cada acción inspirada por nuestra fe en nuestro Padre Celestial.
Que Dios los bendiga.
Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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