theme-sticky-logo-alt

ORACIÓN DE LA MAÑANA DE HOY VIERNES 10 DE MAYO – VEN A MI SER SEÑOR

Compartir video en WhatsApp

https://www.facebook.com/YocreoenDiosI

En el nombre del Padre y del hijo y del espíritu Santo, amén.

Ven a mi ser, Señor, en este amanecer que me invita a empezar de nuevo, e infunde en mí tu Espíritu Santo, que renueva y transforma todo lo que toca. Tú, que eres el Creador de cada día y dador de toda vida, por favor lléname de tu gracia para que pueda enfrentar los desafíos de hoy, con la fortaleza y sabiduría que solo de ti puede venir.

Padre Celestial, en las horas que se despliegan ante mí, guía mis pasos en el camino del amor y la verdad, que cada decisión que tome y cada palabra que pronuncie sean reflejo de tu amor y compasión, por favor ven a mi ser, Señor, y hazme un instrumento de tu paz en un mundo que tanto necesita de tu ternura y de tu consuelo.

En mi trabajo y en mis interacciones con los demás, que tu Espíritu me inspire a actuar con justicia y a buscar siempre el bien común. Ayúdame te ruego, a ser paciente y comprensivo, amable y generoso, especialmente en momentos de tensión o desacuerdo por los que pase, por eso te pido que vengas a mí Señor, y permitas que mi conducta lleve consuelo a los afligidos y esperanza a los desesperados.

Oh amado Dios, en mi vida familiar, te suplico que fortalezcas los lazos de amor que nos unen, que mi hogar sea un refugio de amor y aceptación, donde cada uno de nosotros pueda crecer en fe y caridad bajo tu mirada amorosa y misericordiosa. Ayúdanos a perdonarnos mutuamente como tú nos perdonas, y a sostenernos unos a otros en los momentos de prueba.

Bendito Creador, en los momentos de soledad, cuando el peso del silencio amenaza con abrumarme, recuérdame tu promesa de nunca dejarme ni desampararme. Ven a mi ser, Señor, y lléname de tu presencia consoladora, que pueda sentirte cerca y saber que poniendo mi confianza en ti, nunca estaré en soledad.

Poderoso Salvador mío, mientras avanzo a través de este día, mantenme consciente de tu presencia en cada momento, y que cada respiración sea un recordatorio de tu amor inagotable, y que cada latido de mi corazón sea un eco de tu misericordia infinita en mi vida. Finalmente, que cuando termine este día, que sepa que cada momento vivido ha sido una oportunidad para glorificarte y adorarte por todas tus bendiciones.

Amén +

REFLEXIÓN

Apreciados hermanos de Yo creo en Dios, en nuestra vida espiritual, el acto de invitar a Cristo a entrar en nuestro ser no es solo un gesto de devoción, sino también un reconocimiento profundo de nuestra necesidad continua de su presencia transformadora. Cada día nos ofrece innumerables oportunidades para experimentar y responder a esta gracia divina que se renueva con cada amanecer.

Jesús, en sus enseñanzas, hizo hincapié en la importancia de una relación íntima con Dios, diciendo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4). Este llamado a permanecer en él subraya la necesidad de una comunión constante con Cristo para dar frutos de bondad, paciencia y amor en nuestra vida diaria.

Al enfrentar los desafíos cotidianos, ya sea en el trabajo, en la convivencia familiar o incluso en nuestros momentos de soledad, la presencia de Cristo nos ofrece la sabiduría y la fortaleza necesarias para actuar de manera justa y amorosa. Es en estos momentos de decisión donde la guía del Espíritu Santo se vuelve indispensable.

Además, en la vida comunitaria y familiar, la llamada a ser instrumentos de paz y amor, refleja el mandamiento central de Cristo de amar a los demás como él nos ha amado. Este amor no es un sentimiento pasajero, sino una elección activa y constante de buscar lo mejor para los demás, de perdonar sin reservas y de ofrecer apoyo incondicional.

Finalmente, en los momentos de soledad o desánimo, el recuerdo de la promesa de Jesús de estar siempre con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28:20) puede ser una fuente de gran consuelo y fortaleza. Saber que cada susurro de oración es escuchado y que cada petición de ayuda es respondida, aunque no siempre de la manera que esperamos, nos ayuda a mantener una perspectiva de esperanza y gratitud.

Reflexionar sobre estos aspectos de nuestra vida de fe nos invita a profundizar nuestra relación con Dios y a renovar diariamente nuestro compromiso de vivir según su voluntad. Así, que cada día se convierte en una nueva oportunidad para ser testigos de su amor y su gracia en el mundo.

Que Dios los bendiga y que tengan un extraordinario día.

Hermanos para terminar nuestra oración de hoy, hagamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

PUBLICACIÓN ANTERIOR
Festividades Cristianas: Celebrando la Fe y el Significado Espiritual
SIGUIENTE PUBLICACIÓN
La vida de un santo: Un modelo a seguir en el mundo contemporáneo

0 Comentario

DEJA UNA RESPUESTA

15 49.0138 8.38624 1 0 4000 1 https://xn--oraciondelamaana-jub.com 300 0